LA PASAJERA RACISTA
Visiblemente
molesta, llamó a la azafata.
“¿Cuál es el
problema, señora?” Pregunta a la Pasajera.
“¿No ves? - Dijo la
señora. - “Que me puso al lado de un
negro, no puedo estar aquí a su lado, usted tiene que darme otra silla. ”
- “Por
favor, cálmese” - dijo la
azafata. “por desgracia, todos los asientos están ocupados.
Pero voy a ver si todavía tenemos algunos de ellos. ”
Pero voy a ver si todavía tenemos algunos de ellos. ”
La azafata sale y regresa unos minutos después.
“Señora, como ya
le he dicho, no hay otro lugar libre en la clase económica, hablé con el
capitán y él me confirmó que no tienen lugar en la clase económica. Sólo
tenemos un lugar en la primera clase. ”
Y antes de que la mujer hiciera ningún comentario, la
azafata sigue:
“Mire, es
inusual para nuestra empresa permitir que un pasajero sentado en clase
económica pase a primera clase. Sin embargo, dadas las circunstancias, el
comandante piensa que sería escandaloso obligar a un pasajero, viajar al lado de una persona que le es desagradable.
” Así que….
Y volviéndose hacia el señor Negro, la azafata dijo:
Señor, sería
usted tan amable de tomar su equipaje de mano, le reservamos un lugar en
primera clase…”
Y todos los pasajeros próximos, que sorprendidos veían la
escena, comenzaron a aplaudir.
El leproso de nuestra cita bíblica y la pasajera de
nuestro avión no son muy diferentes, ambos representan en definitiva a la
humanidad alejada de Dios y en situación de impureza.
Pregúntate: ¿Cuáles son mis “lepras” hoy? ¿Cuáles son las “lepras” de las familias,
de los jóvenes, de nuestro ambiente y de la sociedad?
· ¿Me acerco a Jesús con humildad para pedirle que me limpie y me sane?
· ¿Percibo con claridad que hoy Jesús tiene compasión de mí y de mis enfermedades?
· ¿Le ofrezco a Jesús mis “lepras” para que Él extienda su mano y me toque con su
gracia y poder?
· ¿Qué implican para mí hoy las palabras de Jesús: ¡Sí quiero! ¡Queda sano!?
· ¿Soy capaz de acercarme a los Sacramentos de la Iglesia para recibir la sanación
completa de Jesús?
· ¿Me acerco a Jesús con humildad para pedirle que me limpie y me sane?
· ¿Percibo con claridad que hoy Jesús tiene compasión de mí y de mis enfermedades?
· ¿Le ofrezco a Jesús mis “lepras” para que Él extienda su mano y me toque con su
gracia y poder?
· ¿Qué implican para mí hoy las palabras de Jesús: ¡Sí quiero! ¡Queda sano!?
· ¿Soy capaz de acercarme a los Sacramentos de la Iglesia para recibir la sanación
completa de Jesús?
Hoy nos acercamos a Ti Señor y con humildad queremos pedirte que
tengas misericordia de nosotros y nos limpies. Sánanos de la indiferencia, de
la intolerancia, del desamor, pero sobre todo, aparta de nosotros la idea de
creer que no estás presente en el Sacramento de la Reconciliación.
A Los Pies Del Maestro
Febrero 23 de 2012
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