martes, 2 de septiembre de 2008

RECORDATORIO

LAS MANOS DE DIOS

Cuando veo la tierra quebrada y abandonada; hogares y vidas humanas arrasadas por la furia de los ríos; amigos y compatriotas con la mirada perdida porque perdieron todo, hasta lo irrecuperable; me pregunto... ¿Dónde estarán las manos de Dios?

Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente, pedante, enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino carentes de recursos para defender sus derechos, me pregunto... ¿Dónde estarán las manos de Dios?

Cuando contemplo a esa anciana olvidada; cuando su mirada es nostálgica y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandono, me pregunto... ¿Dónde estarán las manos de Dios?

Cuando veo al moribundo en su agonía lleno de dolor; cuando observo a su esposa y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de suplica de paz, me pregunto... ¿Dónde estarán las manos de Dios?

Cuando a esa jovencita que debería soñar en fantasías, la veo arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir, y buscando sobrevivir se pinta la boca, se ciñe el vestido y sale a vender su cuerpo, me pregunto... ¿Dónde estarán las manos de Dios?

Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada me ofrece su periódico, su miserable cajita de dulces sin vender; cuando lo veo dormir en la puerta de un zaguán tiritando de frío, con unos cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito, cuando su mirada me reclama una caricia, cuando lo veo sin esperanzas vagar con la única compañía de un perro callejero, me pregunto... ¿Dónde están las manos de Dios?

Y tuve la osadía de enfrentarme a El y le pregunte: “¿DONDE ESTAN TUS MANOS SEÑOR para luchar por la justicia, para dar una caricia, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados?"

Después de un largo silencio escuche su voz que me reclamó: "No te das cuenta que tu eres mis manos, atrévete a usarlas para lo que fueron hechas: para dar amor y ser instrumento". Y comprendí que las manos de Dios soy YO,... y eres TÚ. Los que tienen la voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo mas humano y justo, aquellos cuyos ideales sean tan altos que no puedan dejar de acudir a la llamada del destino, aquellos que desafían el dolor, la critica y la blasfemia... esos, son los que deciden ser las manos de Dios.

Señor, ahora me doy cuenta que mis manos están sin llenar, que no han dado lo que deberían dar, te pido perdón por el amor que me diste y que no he sabido compartir, las debo de usar para amar y hacerle honor a la grandeza de la creación.

A LOS PIES DEL MAESTRO
Agosto 25 DE 2008

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