martes, 15 de abril de 2008

HORA SANTA

Hch. 3, 1 – 10
“Un día, Pedro y Juan fueron al tempo a las tres de la tarde, que era la hora de la oración. Allí, en el templo, estaba un hombre cojo de nacimiento, al cual llevaban todos los días y lo ponían junto a la puerta llamada ‘La Hermosa’ para que pidiera limosna a los que entraban. Cuando el cojo vio a Pedro y a Juan, que estaban a punto de entrar en el templo, les pidió una limosna. Ellos lo vieron, y Pedro le dijo: Míranos. El hombre puso atención, creyendo que le iban a dar algo. Pero Pedro le dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: ‘En nombre de Jesucristo de Nazareth, levántate y anda’. Dicho esto, Pedro lo tomó por la mano derecha y lo levantó, en el acto cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos. El cojo se puso de pie de un salto y comenzó a andar; luego entró con ellos en el templo, por su propio pié brincando y alabando a Dios. Todos los que lo vieron andar y alabar a Dios, se llenaron de asombro y de temor por lo que había pasado ya que conocían al hombre y sabían que era el mismo que se sentaba a pedir limosna en el templo, en la puerta llamada ‘La Hermosa’”.
PALABRA DE DIOS.

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