miércoles, 2 de noviembre de 2011

RECORDATORIO

¿POR QUÉ ESTABAN EL ASNO Y EL BUEY EN LA GRUTA?

Mientras José y María estaban de viaje hacia belén, un ángel reunió a todos los animales para escoger los más aptos para ayudar a la sagrada familia en el establo.

El primero en presentarse fue el león, naturalmente:
- Solo un rey es digno de servir al Rey del mundo –rugió-, me colocare a la entrada y despedazare a todos los que intenten acercarse al Niño.
- Eres demasiado inmoral, - dijo el ángel.

Arrogante y esplendoroso llegó el pavo real.
Desplegó su magnífica cola del color del arco iris:
- Yo transformare aquel pobre establo en una mansión regia más bella que el palacio de Salomón.
- Eres demasiado vanidoso, -dijo el ángel.

Uno tras otros, desfilaron muchos animales, cada uno magnificando su servicio. Todo fue inútil. El ángel no lograba encontrar a uno adecuado. Pero vio que el asno y el buey continuaban trabajando, con la cabeza baja, en el campo de un agricultor, en las cercanías de la gruta.

El ángel los llamó:
- ¿Ustedes no tienen nada que ofrecer? - Nada – respondió el asno, y agachó tristemente las largas orejas -, nosotros no hemos aprendido nada fuera de la humildad y la paciencia. Todo lo demás significa una añadidura de palos.

El buey, tímidamente, sin alzar los ojos, dijo:
- Pero podríamos de tanto en tanto espantar las moscas con nuestras colas.

El ángel finalmente sonrió:
- Ustedes son los elegidos.
Así que no lo olvides “busca en la humildad la grandeza de Dios”

A los Pies del Maestro
Octubre 31 de 2011

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