Dame fuerza para sobrellevar mis penas y mis alegrías, para poder servirte con mi vida, para no despreciar jamás al pobre, para no doblar la rodilla ante el poderoso e insolente. Para mantener mí espíritu por encima de las pequeñeces humanas y para someter mi fuerza y mis deseos a la voluntad de tu amor.
Dame serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar. Valor para cambiar lo que puede y debe ser cambiado. Y sabiduría para distinguir lo uno de lo otro.
¡AMÉN!
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