domingo, 5 de abril de 2009

LECTURA BÍBLICA

Jn. 8, 1 – 11
“Jesús se dirigió al monte de los Olivos, y al día siguiente, al amanecer, volvió al templo. La gente se le acercó, y Él se sentó y comenzó enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer que habían sorprendido cometiendo adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, y dijeron a Jesús: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. En nuestra ley, Moisés ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres ¿Tú que dices? Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y así tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo: Aquel de ustedes que no tenga pecado, que tire la primera piedra. Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó: Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno; ahora vete y no vuelvas a pecar.
PALABRA DEL SEÑOR.

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