miércoles, 19 de octubre de 2011

RECORDATORIO

MAESTRO DEL MAESTRO

Al maestro le preguntaron: “¿Y quién fue vuestro maestro?” Él respondió: “Un perro. Lo vi al borde de un estanque que agua clara; jadeaba de sed y no se atrevía a beber. Al acercarse a la superficie del agua veía su imagen reflejada, creía que era otro perro que le amenazaba y huía sin beber. Al final, la sed pudo más que el miedo, se arrojó al agua, con lo que desapareció el otro perro y bebió a gusto”.

“¿Y de qué le sirvió a usted ese incidente?”, insistieron los discípulos. El maestro explicó: “Entendía en aquel momento que el obstáculo que impedía al perro saciar su sed era su propio yo, es decir, la falsa imagen de la ilusión del yo. Una vez que ésta desapareció, el perro alcanzó su objetivo.

Ésa es la suprema lección. El obstáculo que te impide avanzar es tu yo. Hazlo desaparecer. Bórrate tú delante de tus ojos. El más mínimo apego a tu yo es una pesada cadena que traba tus pies. Si sientes la sed de la presencia de Dios, no vuelvas nunca a ti.El que renuncia a su yo, encuentra a Dios”.

A los Pies del Maestro
Septiembre 12 de 2011

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