martes, 9 de noviembre de 2010

RECORDATORIO

CUANDO APRENDES A MORIR, APRENDES A VIVIR

El otro día oí un bonito cuentecillo, dice Morrie.

Cierra los ojos durante un momento y yo espero.

Bueno, el cuento es de una olita que va saltando por el mar y se la pasa muy bien. Disfruta del viento y del aire libre, hasta que ve que las demás olas que tiene adelante rompen contra la costa.

Dios mío, esto es terrible dice la ola, ¡mira lo que me va a pasar!

Entonces llega otra ola. Ve a la primera ola, que parece afligida y le dice: ¿por qué estas tan triste?

La primera ola dice: ¿es que no lo entiendes? ¡Todas vamos a rompernos! ¡Todas las olas vamos a deshacernos!

¿No es terrible?

La segunda ola dice: No, eres tú la que no entiende, tú no eres una ola; tú formas parte del mar, Sonrío.

Morrie vuelve a cerrar los ojos. Parte del mar dice, haces parte del mar.

El hecho de que nos aterre tanto la muerte, se debe por completo a que no nos vemos a nosotros mismos como parte de la naturaleza. Pensamos que, por ser humanos, estamos por encima de ella. No lo somos, todo lo que nace, muere.

He aquí, el modo en que somos diferentes de las plantas y de los animales maravillosos. Mientras podamos amarnos los unos a los otros y recordar el sentimiento de amar que hemos tenido, podemos morir sin marcharnos del todo nunca. Todo el amor que has creado sigue ahí. Sigues viviendo en los corazones que has conmovido y que has nutrido mientras estabas aquí.

Al morirse se pone fin a una vida, no a una relación personal.

La muerte es tan Natural como la vida.

A LOS PIES DEL MAESTRO
Noviembre 8 de 2010

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