Romanos 8, 14 – 17
Todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han
recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino
el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios,
diciendo: « ¡Abba! ¡Padre!» Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para
dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos
sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la
cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también
con él en su gloria.
Palabra de Dios.
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